Estudiantes con laptops en la UH y una anécdota.

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El otro día publiqué un saludo a alguien que considero fue un buen Jefe de la Aduana cubana y los variados comentarios que confirmaban mi opinión me trajeron a la mente una de las muchas anécdotas que guardo de él

Fue una mañana, creo que del 2017, cuando me invitó a acompañarlo a la Universidad de la Habana, pues tenía una visita en ese alto centro de estudios, al concluir la cual, el Rector hizo una amplia exposición de los pasos dados para la informatización de los estudios universitarios y explicó – como un gran logro – que alrededor del 70 % de los estudiantes utilizaran laptops y tabletas en sus actividades académicas. Recuerdo que cuando nos acomodamos en el carro para regresar a la Jefatura le dije: “Jefe, ese 70% de estudiantes con laptop y tabletas es gracias a usted”

Hoy se ve como algo normal que todos los viajeros puedan llegar al país con una laptop o una tableta como efecto personal, sin tener que declararla o pagar impuestos, pero quizás muchos no sepan o recuerden que no siempre fue así.

Antes del 2012 – y desde siempre —, la política gubernamental limitaba las importaciones definitivas por personas naturales de medios informáticos, – entre la de otros muchos artículos. Por esa razón, a no ser que el viajero fuera residente permanente y pagara altos derechos de aduana, era difícil – o más bien casi imposible – tener alguno, pues su oferta en el mercado informal era muy poca y los precios muy altos.

Cuando aquel Jefe del que hablaba al comienzo llegó a la Aduana, una de sus prioridades fue hacer más transparente la actuación de la Aduana ante sus usuarios y una de sus primeras acciones fue precisamente definir explícitamente el concepto de “Efecto Personal” en el caso de cualquier pasajero, acercándolo a la práctica internacional.

Sin embargo, aquello no resultaba sencillo, pues se debía, no solamente cambiar disposiciones aduaneras, sino que había – más que nada – que deshacer intereses, criterios y temores arraigados en más de un organismo del Estado

Así, tras innumerables discusiones y después de vencer no pocas reticencias, se logró que en el año 2012 el MFP dictara una Resolución (vigente aún) que relacionaba los artículos que se consideraban efectos personales y establecía también que todos los viajeros, independientemente de su nacionalidad o categoría migratoria, podían entrar al país una laptop o tableta como parte de estos (sin control a la salida o pago de impuestos) lo cual hizo posible que muchos más pasajeros las dejaran a familiares y amigos.

Estoy convencido de que en esos 5 años miles de portátiles de cómputo llegaron a la población de esa manera. Por eso, cuando el Rector de la Universidad de la Habana le explicaba al Jefe de la Aduana, VA Pedro Pérez Betancourt, que el 70% de sus estudiantes utilizaban medios de cómputo personales, seguramente no se imaginaba que tenía delante a quien había sido el autor intelectual e impulsor de las medidas que habían ayudado enormemente a ello.

Él no se lo imaginaba, pero yo estaba convencido de que era así

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