La libre importación de medicamentos. Una moneda con más de dos caras -I

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Parte I- La Necesidad    

II- La Legalidad      

III- La Resiliencia      

Desde hace años y a partir de los problemas económicos que todos conocemos, la ya muy dañada economía cubana ha caminado en una constante contracción y entre los renglones que con su escasez afectan directamente a la población están los medicamentos.

La falta de materias primas para la producción nacional, la ausencia de financiamiento producto de sanciones externas y de otros factores, unido a lo que se ha llamado “distorsiones en la economía” presentes en toda la actividad productiva del país, han traído como consecuencia una casi total falta de medicamentos en todo el Sistema Nacional de Salud que ha afectado a la totalidad de la población y creado situaciones que en ocasiones han marcado la diferencia entre la vida o la muerte.

En los hospitales y pese al esfuerzo de las instituciones vinculadas y de abnegados profesionales, la situación ha llegado al punto en el que los médicos recetan, no lo recomendado, sino lo disponible, llegando en ocasiones a decirle al enfermo “mira a ver si puedes conseguir este medicamento, pues es el que necesitas, pero está en falta”. Y lo mismo sucede en los policlínicos y médicos de la familia.

Los medicamentos son algo que todos necesitamos de una forma u otra. Usted puede vivir sin un par de zapatos nuevos, pero un hipertenso que no tenga Enalapril (por poner un ejemplo) puede ver comprometido no solo su bienestar personal, sino hasta la propia vida.

En 2020, un “Ordenamiento” lleno de errores, decidido en medio de una pandemia y del recrudecimiento de presiones externas, elevó a niveles nunca antes vistos la insuficiente comercialización de medicamentos en farmacias y la poca disponibilidad – o en ocasiones inexistencia de ellos – en centros hospitalarios, convirtiéndolo en un gran problema social que poco a poco fue adquiriendo connotaciones políticas.

En este punto del problema muchos se preguntaban: ¿Por qué un país con las condiciones económicas como Cuba no abre sus fronteras a la entrada de productos deficitarios y, por el contrario, está llena de políticas restrictivas a las importaciones no comerciales, cuando son estas las únicas vías que no pueden ser dañadas por políticas externas y que – por otra parte – no requieren de financiamiento interno?

Parece que esa pregunta, que por cierto muchos llevábamos años haciendo, pareció finalmente algo lógico a la alta instancia del gobierno que vio en ella una vía de escape a la presión social y política cada vez mayor ante la imposibilidad de resolver a corto plazo la crisis de medicamentos. Y así, a mediados de 2021 se decidió autorizar excepcionalmente y con carácter temporal, la libre importación y exenta del pago de los aranceles, de aduanas, de alimentos, aseo y medicamentos.

Estas medidas estuvieron en boca de la mayoría de los dirigentes del primer nivel del país y su alcance fue objeto de un gran despliegue en todos los medios de información nacionales que puede resumirse con un artículo de Cubadebate, del 19 de julio de 2021, en el que el Jefe de la Aduana decía que “Es amplia la gama de productos que se pueden importar sin aranceles ni límites de cantidades establecidos”

Y así, durante más de dos años se importaron toneladas de medicamentos de todo tipo, sin el más mínimo control sanitario y sin control de cantidades, lo cual ayudó incuestionablemente a resolver en parte las necesidades de la población y seguramente salvaron más de una vida, pero fueron el motor impulsor de un creciente mercado paralelo de medicamentos donde algunos – llamémosles más vivos – han obtenido enormes ganancias explotando las limitaciones objetivas y subjetivas del Estado y las necesidades sanitarias de millones de cubanos.

En síntesis, ante la existencia de una escasez de medicamentos que el Estado no tenía posibilidades de cubrir se tomó la decisión de tratar de al menos disminuirla, eliminando los limites no comerciales y permitiendo que se importará lo que se quisiera, cosa que por cierto es lo que se ha venido haciendo desde esa fecha a partir de diferentes prórrogas, sin que hasta el momento se hayan hecho otras precisiones.

Esa es la primera cara de la moneda: LA NECESIDAD

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