Volvemos acercamos a la fecha establecida del fin de las facilidades para la libre importación de alimentos, medicinas y aseo, sin saber si se prorrogarán o no. Faltan menos de tres días para su vencimiento y NADIE sabe nada y lo que es peor, los no amigos aprovechan la situación para echar leña al fuego que se crean y alimentan con estas demoras.
Revisando la historia, de las cinco o seis prórrogas otorgadas a esta facilidad, el mayor tiempo de antelación en la información fue de TRES días: y cabria preguntarse. ¿Por qué? ¿Por qué mantener a todos en una ansiedad provocada? ¿Por qué crear ese perjudicial estado de opinión? ¿Por qué no respetar de esa manera a la población?
Pudiera parecer que quienes deciden estas cuestiones no saben que para traer a sus familiares y amigos alimentos y medicinas un viajero necesita meses de esfuerzo, pues tienen que trabajar mucho para poder comprarlos, por lo que cabría preguntarse si no merecen aunque sea la delicadeza de que se les informe, con suficiente tiempo de antelación, que ello no será esfuerzo y dinero perdido.
Si se prorrogan sin hacer cambios, será un suspiro de satisfacción para muchos. Pero si se modifican o eliminan… qué pensarán aquellos que han invertido esfuerzo y dinero cuando deban dejar uno o dos bultos en la casa y un dinero gastado por gusto.
No habrá quien me convenza de que lo que sucederá el 1ro de febrero no está decidido hace ya bastante tiempo, como tampoco habrá quien me convenza de que esta forma demorada de informar a los interesados – que es ya habitual -, además de una falta de profesionalidad, se ha convertido en una gran muestra de irrespeto a todos.
Puede que hoy, mañana o pasado mañana se nos brinde la información y que para algunos se «haya cumplido la tarea». Pero sea cual sea la noticia, cosas como esta me convencen cada vez más de que la “comunicación” es un tema pendiente (por no decir perdido) en nuestra realidad.